Testimonios

María Méndez

«Después de pasar por muchos médicos de reproducción en Mendoza y con todos fracasé. Al fin llege con el Doctor Tersoglio. Me lleno la vida de alegría y felicidad, agradecida de por vida por ayudarme a que hoy este en mi vida mi ángel mi todo, mi hijo gracias infinitas !!!»

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Marilin Abrigo

» Muy agradecidos al Instituto y a sus integrantes por cambiarnos la vida al poder tener a nuestra primer hija Sofia Eugenia Scilipoti Abrigo que nos llenó de felicidad ya tiene casi cuatro años y comenzó la escuela.»

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Graciela Grana

«Gracias a dios me hizo conocer a este gran doctor y a su gran equipo que en la cual me dieron la alegria el ser madre y hoy poder disfrutar de una niña hermosa que la amo con todo mi corazon… gracias mil gracias por todo lo q hicieron !!!»

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Fabiana Rúpolo 

«Gracias por todo! hoy estamos felices de poder disfrutar la vida en familia!!!»

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Eliana Analía Castellino

«Gracias x darme la oportunidad de sentir en mi vientre a mi BB!!!!
Ahora mi bebé Santino no se cansa de nombrarme Mamá!!!»

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Jesús Ariel Cuello

«Buenas tardes Instituto Tersoglio, queríamos compartir con ustedes lo hermosa y grande que esta nuestra pequeña… ya tiene 3 años, la alegria mas grande de nuestra vida, se la debemos al Dr. Tersoglio y todo su gran equipo de trabajo… Gracias eternamente… Saludos con cariño.»

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Familia Petrolini Kraliczek

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«Dr. Alberto Tersoglio: Vicente nació el 26 de abril para hacernos las personas más felices del mundo y usted es responsable de eso. Llegamos a su Clínica en julio del año pasado con el corazón destrozado y la esperanza en agonía: tres tratamientos fallidos y la pérdida de un embarazo producto de tratamientos realizados en Córdoba nos habían dejado en esa situación.

Usted nos recibió y nos explicó nuestra condición, nuestras posibilidades y nos marcó el camino a seguir. Sus palabras fueron precisas, con esperanzas, pero sin promesas. Comenzamos un camino largo, pero cada vez que lo veíamos y hablábamos con usted teníamos la certeza que estábamos transitando el correcto, ese que nunca es fácil. Seguimos todos los pasos al pie de la letra y confiamos, desde el primer día, plenamente en los planes que nos había trazado. Viajamos a Mendoza desde casa, en San Luis, infinidad de veces y volvíamos cada vez con la fe renovada.

La calidez de Silvana y Lourdes, la suya, de su hijo y hasta del anestesista alivianaron cada paso. Finalmente el día de la transferencia llegó. Lo vi colocar esos dos pequeños embriones y de golpe todos los santos parecían pocos para prenderles velas. El día del análisis beta no podíamos más de los nervios. Cuando finalmente lo retiramos del Laboratorio Orellano Elorza había muchos números, entre los nervios y las lágrimas no podíamos ver que había dado positivo. Hasta llamamos a Silvana para chequear y ella nos dijo: «Felicidades señora, está embarazada».

Allí el llanto ya fue libre. Finalmente estábamos embarazados. Cada vez que volvimos a verlo nos mostraba el avance de nuestro porotito tratando de calmar todos nuestros miedos. Luego del alta, no dejé de molestarlo por teléfono, llamadas que siempre atendió o devolvió, dejándonos tranquilos. A los 3 meses comenzamos a respirar luego que la ecografía de translucencia nucal saliera bien. Allí mismo nos enteramos que iba a ser Vicente y no Clara.

A los 5 meses, cuando lo comenzamos a sentir moverse todo el tiempo, nuestro miedo fue pasando y compramos sus primeros equipos de indumentaria. Luego programamos la cesárea para el 15 de mayo, por recomendación del obstetra. Pero un sábado a la mañana, bien temprano, Vicente ya quiso salir. En la sala de parto llevó sólo tres pujos traerlo al mundo y todos lloraron: obstetra, enfermera, pediatra y ni le digo nosotros.

Todos sabían que ese era el final de un camino y el principio de otro. Vicente nació el 26 de abril por parto natural luego de un embarazo hermoso de 35 semanas. Pasamos varios días mirándolo con los ojos llenos de lágrimas y tocándolo para asegurarnos que era real, que estaba ahí con nosotros. Hoy la casa está llena de chiches, nuestra habitación luce una cuna enorme. Mema, pañal, pete, babero y babita son las palabras que más repetimos. Los ojos de nuestro bebé, sus muecas y hasta sus caquitas nos tienen pendientes y embobados. A veces, todavía,  no podemos creerlo. Gracias por ayudarnos a cumplir nuestro sueño y por acompañarnos tan cálida y profesionalmente en el recorrido. Muchas gracias Pablo, Paula y Vicente Petrolini Kralicze.»


Familia Gonzalez

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«Estimados Dr. Tersoglio y equipo: Compartimos con Uds la felicidad que nos embarga ante la llegada de nuestra Eva. Estamos muy agradecidos  con ustedes por el tratamiento que hicimos en el instituto. Con mucho cariño.»


Familia Fernandez

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«Mis papis Ibañez Oscar y Martinez Alejandrina, agradecen al Dr. Tersoglio Alberto y a su equipo por tanta felicidad.»


Diario Los Andes

«Aún no se imagina cómo serán las tardes de juego o las noches en que salgan a bailar, pero María Rosa Darvich está convencida de que el amor que siente por sus mellizas puede romper cualquier brecha generacional. La mendocina de 53 años fue mamá el sábado gracias a la inseminación artificial.»

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Diario Clarín

«Una mujer de 52 años tuvo su primer hijo mediante la aplicación de un método de fecundación asistida. Los médicos dijeron que posiblemente constituya en el país la primera fertilización de óvulos fuera del útero en una mujer de esa edad que llega a buen término…»

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